Una peculiar manera de celebrar las graduaciones en Argentina
Una peculiar manera de celebrar las graduaciones en Argentina
Una peculiar manera de celebrar las graduaciones en Argentina
24 de diciembre de 2017, 07:32Por Maylín Vidal
Buenos Aires, 24 dic (PL) El estrepitoso ruido de las cornetas, huevos, harina y papeles de colores, los jóvenes y hasta los más pequeños celebran las graduaciones en Argentina de una manera muy peculiar.
Buenos Aires, 24 dic (PL) El estrepitoso ruido de las cornetas, huevos, harina y papeles de colores, los jóvenes y hasta los más pequeños celebran las graduaciones en Argentina de una manera muy peculiar.
Termina otro curso escolar y comienzan las vacaciones en este país en tanto aquellos que hoy son ya licenciados ostentan su flamante título y lo festejan en grande con rituales convertidos ya en una tradición de los que no se escapa nadie.
El parque que colinda con la Facultad de Medicina, asentada en la avenida Córdoba, amaneció por estos días como si hubiera habido un gran concierto de rock, lleno de huellas de tintas de colores y papeles por doquier.
Allí cientos de jóvenes disfrutan la alegría de tener un título en la mano pero lo hacen en plena calle, se arrojan papeles picados, huevos, harina, espuma, serpentinas, agua y hasta comida. Al final su vestimenta queda algo así como una especie de body painting (pintura corporal).
Según los rituales de antaño, a los egresados además de los aplausos y las felicitaciones de sus padres, profesores y amigos, también se le homenajeaba de múltiples formas con el intercambio de ropa o dejaban la firma de alguno de sus compañeros de aulas estampadas en sus uniformes, algo muy común en el continente.
Pero en Argentina también se arroja al nuevo profesional incluso yerbas, aceite, miel o alimentos en estado de putrefacción, mientras suenan al unísono bocinas y cornetas. A los hombres se les suele cortar el cabello y a las mujeres algunos mechones, también entre ellos se rajan o cortan la ropa.
Varios incluso lo hacen en masa. Se han visto en alguna que otra ocasión a más de 100 alumnos haciendo este ritual, con cantos y sonidos que le arrancan sonrisas a los transeúntes que pasan en ese momento por el lugar, que, sin darse cuenta, se unen a la alegría colectiva tras la meta anhelada y alcanzada por estos jóvenes.
No se sabe si lo hacen por el logro conquistado o por si es para tener la mayor de las suertes en su futuro, lo cierto es que las graduaciones en este país parecen una real locura, una fiesta llena de alegría y de colores.
mem/may
El parque que colinda con la Facultad de Medicina, asentada en la avenida Córdoba, amaneció por estos días como si hubiera habido un gran concierto de rock, lleno de huellas de tintas de colores y papeles por doquier.
Allí cientos de jóvenes disfrutan la alegría de tener un título en la mano pero lo hacen en plena calle, se arrojan papeles picados, huevos, harina, espuma, serpentinas, agua y hasta comida. Al final su vestimenta queda algo así como una especie de body painting (pintura corporal).
Según los rituales de antaño, a los egresados además de los aplausos y las felicitaciones de sus padres, profesores y amigos, también se le homenajeaba de múltiples formas con el intercambio de ropa o dejaban la firma de alguno de sus compañeros de aulas estampadas en sus uniformes, algo muy común en el continente.
Pero en Argentina también se arroja al nuevo profesional incluso yerbas, aceite, miel o alimentos en estado de putrefacción, mientras suenan al unísono bocinas y cornetas. A los hombres se les suele cortar el cabello y a las mujeres algunos mechones, también entre ellos se rajan o cortan la ropa.
Varios incluso lo hacen en masa. Se han visto en alguna que otra ocasión a más de 100 alumnos haciendo este ritual, con cantos y sonidos que le arrancan sonrisas a los transeúntes que pasan en ese momento por el lugar, que, sin darse cuenta, se unen a la alegría colectiva tras la meta anhelada y alcanzada por estos jóvenes.
No se sabe si lo hacen por el logro conquistado o por si es para tener la mayor de las suertes en su futuro, lo cierto es que las graduaciones en este país parecen una real locura, una fiesta llena de alegría y de colores.
mem/may
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24 de diciembre de 2017, 07:32Por Maylín Vidal
Buenos Aires, 24 dic (PL) El estrepitoso ruido de las cornetas, huevos, harina y papeles de colores, los jóvenes y hasta los más pequeños celebran las graduaciones en Argentina de una manera muy peculiar.
Termina otro curso escolar y comienzan las vacaciones en este país en tanto aquellos que hoy son ya licenciados ostentan su flamante título y lo festejan en grande con rituales convertidos ya en una tradición de los que no se escapa nadie.
El parque que colinda con la Facultad de Medicina, asentada en la avenida Córdoba, amaneció por estos días como si hubiera habido un gran concierto de rock, lleno de huellas de tintas de colores y papeles por doquier.
Allí cientos de jóvenes disfrutan la alegría de tener un título en la mano pero lo hacen en plena calle, se arrojan papeles picados, huevos, harina, espuma, serpentinas, agua y hasta comida. Al final su vestimenta queda algo así como una especie de body painting (pintura corporal).
Según los rituales de antaño, a los egresados además de los aplausos y las felicitaciones de sus padres, profesores y amigos, también se le homenajeaba de múltiples formas con el intercambio de ropa o dejaban la firma de alguno de sus compañeros de aulas estampadas en sus uniformes, algo muy común en el continente.
Pero en Argentina también se arroja al nuevo profesional incluso yerbas, aceite, miel o alimentos en estado de putrefacción, mientras suenan al unísono bocinas y cornetas. A los hombres se les suele cortar el cabello y a las mujeres algunos mechones, también entre ellos se rajan o cortan la ropa.
Varios incluso lo hacen en masa. Se han visto en alguna que otra ocasión a más de 100 alumnos haciendo este ritual, con cantos y sonidos que le arrancan sonrisas a los transeúntes que pasan en ese momento por el lugar, que, sin darse cuenta, se unen a la alegría colectiva tras la meta anhelada y alcanzada por estos jóvenes.
No se sabe si lo hacen por el logro conquistado o por si es para tener la mayor de las suertes en su futuro, lo cierto es que las graduaciones en este país parecen una real locura, una fiesta llena de alegría y de colores.
mem/may
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