Un informe publicado en el sitio oficial de la Confederación de Agricultores Directos (Coldiretti), destaca los considerables daños a cultivos e infraestructuras durante ese año, como resultado de unos 378 fenómenos de este tipo, entre los que se incluyen sequías, granizadas, tornados, tormentas, olas de calor e inundaciones.
El análisis de Coldiretti describe que 2023 estuvo marcado en los primeros meses por una grave sequía que comprometió los cultivos extensivos, a la que siguió una multiplicación de fenómenos meteorológicos extremos, con fuertes lluvias que se alternaron con un calor abrasador.
El otoño fue relativamente suave en sus temperaturas, pero con tormentas violentas que devastaron ciudades y campos, mientras el año terminó con “un invierno hirviente que hizo que la naturaleza cayera en picada”.
Como resultado ocurrió un colapso en las cosechas nacionales, que puso en riesgo los alimentos básicos y, a modo de ejemplo, provocó reducciones del 20,0 por ciento en la producción de vino, así como de 63 puntos porcentuales en la cosecha de peras.
Ettore Prandini, presidente de Coldiretti, subrayó que la agricultura italiana es la actividad económica que, más que ninguna otra, sufre diariamente las consecuencias del cambio climático, pero también es el sector más comprometido en combatirlo.
“Nos enfrentamos a una clara tendencia a la tropicalización con una mayor frecuencia de manifestaciones violentas, cambios estacionales, lluvias breves e intensas y una rápida transición del calor al mal tiempo con efectos devastadores”, apunta el estudio.
Un comunicado divulgado este jueves por la organización ecologista Legambiente, destaca que el Ministerio de Medio Ambiente y Seguridad Energética de Italia (MASE) aprobó, a fines de diciembre de 2023, un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (Pnacc) con 361 acciones dirigidas a los sistemas naturales, sociales y económicos.
Ese documento, según la fuente, constituye una guía para planificar mejor las políticas de adaptación a los cambios ambientales a nivel nacional y local, a corto, mediano y largo plazo, con una estrategia diseñada para hacer que Italia sea resiliente a las crisis climáticas.
Stefano Ciafani, presidente nacional de Legambiente, resaltó la importancia de la aprobación de este plan, pues este país está cada vez más expuesto “a la intensificación de los fenómenos meteorológicos extremos”.
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