“Si bien Estados Unidos sigue generando los sistemas de armas más capaces del mundo, debe tener una capacidad y velocidad de producción mayores para maximizar su ventaja”, alega el análisis.
Bajo del rótulo de Estrategia Industrial de Defensa Nacional (NDIS, por sus siglas en inglés), el texto confirma la decisión de “avanzar hacia capacidades innovadoras de última generación», mientras el país «continúa actualizando y produciendo en volúmenes significativos sistemas de armas convencionales”.
El despliegue previsto deberá garantizar un “ecosistema industrial dinámico, receptivo, vanguardista, resistente y disuasorio para nuestros adversarios”, sustenta la NDIS.
En tal sentido, el Pentágono aboga por reforzar las cadenas de suministro de materias primas foráneas para la industria militar norteamericana, así como por la obtención de mano de obra mejor preparada, entre otras prioridades.
Los esfuerzos para reforzar la base industrial en materia de defensa de Estados Unidos son necesarios y deben ser puestos en marcha “cuanto antes”, señala el documento de 55 páginas.
A partir de las experiencias de Occidente en el actual conflicto ruso-ucraniano, la estrategia estadounidense considera que “puede haber oportunidades para convocar de manera similar a los líderes de las naciones aliadas y asociadas dentro del Indo-Pacífico”.
Dicha alianza buscaría profundizar la colaboración multilateral en la base industrial regional y los desafíos de la producción manufacturera.
“Tenemos ahora la oportunidad de abordar esos desafíos, entre otras cosas, aumentando nuestra capacidad de producción y fortaleciendo nuestras cadenas de suministro”, expresa en el documento la subsecretaria de Defensa Kathleen Hicks.
La NDIS señala que “incorporar aliados y socios a una cadena de producción más conectada permitiría la expansión de la producción, capacidad adicional para un período más largo e incentivos entre socios regionales para cooperar en la resistencia a la coerción de los adversarios”.
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