La capital, San Salvador, es un mapa lleno de congestiones, accidentes y, a veces, un enjambre de pobres que luchan en los semáforos por limpiar los parabrisas a cambio de unas pocas monedas para alimentarse o quien sabe para qué.
La apuesta más reciente, luego de los anuncios de semáforos “inteligentes” y el uso de auxiliares para apoyar la fluidez del tráfico —todas infructuosas—, es la aprobación de un estudio de factibilidad a un costo de 26 millones de dólares para construir un tren elevado en el área metropolitana que conectaría a varios municipios.
Elaborado por la empresa española Intecsa-Inarsa, el plan contempla tres líneas y deberá ser analizado y aprobado por el Ministerio de Obras Públicas. Algunos aspectos del mismo fueron abordados en mayo de 2022 en un Foro de Inversión de la Unión Europea denominado “Grandes Proyectos de Infraestructura”.
Los rieles tipo viaducto, que formarían la base de un tren aéreo, completarían una cobertura de 21,6 kilómetros, incluidas dos líneas de metrocable en las localidades de Los Planes de Renderos y El Boquerón.
Serán 20 trenes de seis vagones que conectarán las ciudades de San Salvador, Santa Tecla, Ilopango, Soyapango y Antiguo Cuscatlán.
El sistema abarcará 18 estaciones, un centro de talleres y mantenimiento y una zona de estacionamiento, una vez esté en completa la operatividad.
Sin dudas, será un alivio para los salvadoreños, muchos de los cuales emplean hasta 87 minutos diarios para poder llegar hasta su trabajo.Con este proyecto se podría resolver a corto plazo uno de los grandes desafíos en el pequeño país centroamericano.
(Tomado de Orbe)