La propuesta requerirá la aprobación formal por ambas instituciones, pero nada hace pensar que enfrentará contratiempos, dados los compromisos climáticos de la UE, el interés de reducir la dependencia externa y la desventaja frente a fabricantes y proveedores de otras partes del mundo.
Según las proyecciones, la UE debería asegurar para 2030 que al menos el 40 por ciento de sus necesidades anuales en paneles solares fotovoltaicos, aerogeneradores y otras tecnologías limpias sean producidas por empresas propias, radicadas en el territorio de los países miembros.
Para promover las inversiones, el plazo de entrega de un permiso para construir o ampliar grandes proyectos de fabricación será de un máximo de 18 meses, señala la iniciativa, que prevé períodos más cortos en el caso de obras con menor alcance.
El aporte a la sostenibilidad ambiental será un requisito mínimo obligatorio, mientras que las exigencias por concepto de contribución a la resiliencia de la UE serán aplicadas cuando exista una alta dependencia de un tercer país, ya sea para una tecnología específica o sus componentes.
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