Segundar esa acciones es una burlan a la dignidad, desfiguran nuestra humanidad y deshonran la imagen del país, subraya un comunicado.
“Sangre y lágrimas han corrido bastante a lo largo de los asesinatos, secuestros y violaciones cometidas en los últimos tres años. “¡Ya hemos tenido suficiente!”, dejemos de derramar sangre y contar muertos.
Ante la miseria y el dolor que padecen los ciudadanos de los 10 departamentos del país, los obispos instaron al primer ministro, Ariel Henry, a tomar conciencia de la gravedad de la situación actual y a adoptar medidas ilustradas para el bienestar de la nación.
Advirtieron sobre las consecuencias de la división y de no trabajar juntos por un futuro mejor, de ahí que tiene que darse una energía positiva colectiva que conduzca a un nuevo Haití, al soñado por todos.
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