El convenio prevé armar y reforzar las capacidades logísticas ruandesas, lo que, de acuerdo con declaraciones de la Cancillería a la ACP, está diseñado para enlutar a la RDC.
Kinshasa catalogó la actitud de Polonia como de doble cara, pues en la Asamblea General de las Naciones Unidas apoyó al país y condenó la agresión de Ruanda y su respaldo a los rebeldes del Movimiento 23 de Marzo (M23).
La Cancillería de la RDC, además de rechazar esta postura, significó que ante este comportamiento poco delicado y deliberado del Gobierno polaco, se reservaba el derecho de sacar todas las consecuencias.
Kigali es acusada de respaldar las acciones del M23 y otros grupos armados que mantienen una situación de inseguridad y desplazamiento de personas en el este de la RDC, e incluso ocupan algunas localidades en esa parte del territorio nacional.
El conflicto se ha intensificado en los últimos meses ante la mirada preocupada de los organismos internacionales.
El pasado 7 de febrero el secretario general adjunto de Naciones Unidas para Operaciones de Paz, Jean-Pierre Lacroix, instó al M23 al cese inmediato de las hostilidades.
Al culminar una visita de trabajo al país, el enviado emitió un comunicado en el que pidió al M23 detener su ofensiva en el este de la RDC y respetar la Hoja de Ruta de Luanda.
Lacroix expresó su solidaridad con las poblaciones afectadas y reiteró el compromiso de la Misión de estabilización de Naciones Unidas en la RDC, conocida como Monusco, de aplicar su mandato de protección de la población civil.
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