Generalmente, los llamados blocos (manifestación carnavalesca popular) recorren trayectos urbanos definidos que suelen incluir las principales vías y avenidas de las ciudades, acompañados por una banda de percusión, cantantes, animadores y, por ende, los juerguistas que se unen a la parranda siguiendo el grupo.
Organizado por la Asociación de Amistad con Cuba José Martí de esa ciudad, el bloco, aderezado con gritos y cantos de apoyo a la isla caribeña y contra el bloque de Estados Unidos, puso a bailar a decenas de residentes que se unieron al jolgorio.
Con el apoyo en pleno del Consulado General de Cuba, el grupo de carnaval sumó a unas mil 500 personas con vestimentas y disfraces propios de los carnavales de Brasil, muchos con alegorías relacionadas con el archipiélago y sus símbolos.
El recorrido que siguió el bloco partió, muy a propósito, de la avenida Estados Unidos y culminó en la calle Cuba de esa localidad paulista, acto que no esconde su simbolismo.
Tal evento, que se extendió por unas cuatro horas, culminó con la contagiosa conga de Santiago de Cuba, ritmo de la región oriental de la isla de raíces africanas que se toca generalmente con instrumentos típicos, como tambores, campanas metálicas y corneta china.
Los festejos carnavalescos en el gigante sudamericano, considerados por entendidos como los mejores del mundo, comenzaron el 9 de febrero y se extienden, según la región, hasta el día 19.
El carnaval de Río de Janeiro figura como el más emblemático del país, pero otros estados (Salvador, Recife, Olinda, Florianópolis y Sao Paulo) realizan anualmente sus bailes de máscaras con características propias de sus territorios.
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