Al intervenir en la 55ª Sesión del Consejo de Derechos Humanos (DDHH) de las Naciones Unidas, el alto diplomático denunció que eso se realiza sin siquiera reparar en lo más sagrado de todo pueblo, de toda familia, de todo padre y madre: los niños.
Gil afirmo que “se está exterminando impunemente” el futuro de un pueblo entero ante el silencio cómplice de una burocracia internacional “paralítica e inoperante”.
Afirmó que esta misma burocracia es, sin embargo, muy activa cuando se trata de atacar y calumniar países soberanos como Venezuela, al instrumentalizar los derechos humanos a su conveniencia.
El ministro venezolano para Relaciones Exteriores subrayó que en el mundo se sigue constatando la ampliación de profundas desigualdades, inequidades y exclusiones, con países hegemónicos que mantienes sus agendas de dominación y explotación contra los pueblos del Sur.
Manifestó que estos apelan a la imposición de “medidas coercitivas unilaterales, ilegales, criminales y extorsivas” contra las economías y pueblos, que bloquean el acceso de los alimentos, medicinas, bienes y servicios esenciales, y afectan el disfrute pleno de los DDHH de millones de personas.
Venezuela, expresó, ha sido víctima de casi mil sanciones criminales y otras imposiciones utilizadas como herramientas para destruir su economía y forzar, sin éxito, un cambio de régimen, y enfatizó que eso viola de manera flagrante el derecho internacional.
Las pérdidas por estos actos, puntualizó, ascendieron a más de 232 mil millones de dólares en la última década.
El canciller calificó las acciones de crimen de lesa humanidad y apuntó que pese haber sido denunciadas ante la Corte Penal Internacional, ese organismo ha tardado cuatro años sin pronunciarse.
Remarcó que si bien el Consejo de los DDHH condenó de manera reiterada la imposición de estas “cruentas medidas”, debido a sus desproporcionados efectos negativos, hasta ahora los principales promotores de la ilegalidad no modificaron “su perversa conducta”.
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