Fue la última rendición de cuentas del mandatario en un año marcado por las elecciones nacionales fijadas para el 20 de octubre, y que tendrán de antesala las internas partidarias.
El gobernante encomió la coalición de cinco partidos que gobiernan desde el Ejecutivo y el Poder Legislativo, con el Partido Nacional a la cabeza.
Sobre el sensible tema de la seguridad ciudadana, Lacalle Pou exhibió datos sobre bajas en cifras de delitos, aunque reconoció su inconformidad con los resultados alcanzados.
“No estamos conformes, dijo, pero afirmó que los menores índices que maneja su administración se explican por “más despliegue policial, mejor tecnología, más investigación, más móviles, más armamento, más combate al narcotráfico”.
Admitió que ello conlleva a más encarcelados, que salen “con una mano adelante y otras atrás” y en su casa abundan “las carencias”.
“Este gobierno va a duplicar los fondos para la gente más carenciada”, señaló, aunque apuntó que quedan apenas 364 días para su salida de la Torre Ejecutiva, sede presidencial.
El jefe de Estado sumó logros en su discurso en temas de vivienda, salud, educación, economía, trabajo, incluida la controvertida reforma de seguridad social que incluye el régimen jubilatorio, contra el cual el movimiento sindical y otras fuerzas políticas y sociales impulsan un referendo.
La alocución presidencial generó reacciones de apoyo desde la coalición gubernamental, y disparos de referentes de la oposición.
No venda tanto humo en el Parlamento Nacional, suscribió el intendente del departamento de Salto, Andrés Lima, uno de los precandidatos presidenciales del Frente Amplio (FA).
Para la legisladora frenteamplista Micaela Melgar, la comparecencia fue una «absoluta negación del problema de la seguridad pública».
“Escuché mucha promesa y, lamentablemente, poco balance”, suscribió en la red social X el senador por el FA Alejandro Sánchez.
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