También en la jornada, las brasileñas abogarán por la igualdad salarial con los hombres y la lucha contra todos los tipos de violencia.
De acuerdo con la CUT, diversas investigaciones muestran que las mujeres, aun estando en la misma posición de trabajo que los hombres, ganan menos.
Son las que más tienen empleos informales, pues necesitan tener «tiempo libre» para cuidar de la casa y de los hijos, que no es más que otra jornada laboral, pero sin remuneración financiera.
Y aunque las mujeres estudien y se capaciten más que los hombres, la remuneración es menor.
Datos de la Encuesta Nacional por Muestra de Domicilios, del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, que trae también el mercado informal del trabajo, en comparación con los hombres, revelan que las mujeres son aún más discriminadas, tanto en la cuantía pagada sobre su mano de obra como en las oportunidades de empleo.
Para la economista, profesora e investigadora de la Universidad Estadual de Campinas (Sao Paulo), Marilane Teixeira, que estudia el mercado de trabajo desde hace 20 años, la disconformidad de sueldos se mantiene prácticamente igual desde que inició sus investigaciones.
Resaltó que, si hay un ingreso masivo de mujeres negras, «el tipo de ocupación que se genera también tiende a aumentar las diferencias salariales, pero si se mira la trayectoria, poco se ha alterado en relación con los datos más actuales».
Por otra parte, la CUT asegura que, en marzo, mes de visibilidad de las luchas de las mujeres, ellas son las mayores víctimas de las disímiles caras de la violencia que incluyen además las agresiones físicas practicadas, en especial, por maridos, novios, compañeros y excompañeros.
Menciona además la intimidación psicológica como el acoso moral, la dada por la discriminación y la desigualdad en numerosos espacios, incluso el mercado laboral, y la patrimonial, cuando el agresor actúa para violar la independencia de la mujer.
Según la CUT, Brasil entró en un segundo año del Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, volcado a las cuestiones sociales, por lo tanto, sintonizado con la lucha de las mujeres, en particular las de la central y movimientos sociales.
Tales razones refuerzan aún más la necesidad de reanudar inversiones en las políticas públicas destruidas por la administración del exmandatario Jair Bolsonaro (2019-2022), para garantizar la protección de las féminas.
En ese sentido, con el fortalecimiento y la reestructuración de comisarías y la creación de la Casa de la Mujer Brasileña, espacio de acogida a víctimas de violencia, en todas las capitales del país.
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