En una entrevista concedida a los diarios Libération y La Croix, el mandatario aludió el término “ayuda a morir”, el cual sería empleado en el texto, en lugar de suicidio asistido o eutanasia.

La norma será enviada en ocho o 10 días al Consejo de Estado, antes de su introducción en abril en el Consejo de Ministros, con el objetivo de su análisis en primera lectura en el Parlamento bicameral en mayo, sin la intención de recurrir a un procedimiento acelerado para impulsarla.

De acuerdo con Macron, las personas que se acojan a “la ayuda a morir” recibirían un producto letal, administrado por ellas mismas o, en caso de impedimento físico, por alguien que designen, ya sea un ser querido o un enfermero o médico que las atienda.

Entre las condiciones a aplicar según el proyecto están que se trate de adultos con capacidad de discernir, afectados por una enfermedad incurable y con un pronóstico vital comprometido a mediano y corto plazo.

También podrán solicitar la eutanasia los seres humanos que enfrenten además un sufrimiento que no pueda calmarse.

El procedimiento de la “ayuda a morir” deberá ser validado por un equipo médico, excluyendo del mismo a los menores de edad y a los pacientes psiquiátricos y con enfermedades neurodegenerativas, incapacitados para decidir.

Para Macron, la intención es autorizar sin incitar o dar la impresión de que se crea un nuevo derecho.

Asimismo, destacó el componente del texto que promueve los cuidados paliativos, en aras de que no se asuma que la muerte es el camino, porque la sociedad no puede atender a las personas en cuestión.

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