A una semana de haberse entregado el codiciado galardón de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, todavía en diversos medios de prensa y sitios de internet se habla del Mejor Actor y de la Mejor Película (Cillian Murphy y Oppenheimer), respectivamente.
De Murphy, que es escurridizo a la hora de dar entrevistas, no se relaciona mucho con la fama, vive en un pueblo costero de Irlanda, no tiene redes sociales, pero eso sí, «un talento arrasador», según la revista GQ.
Mientras, de la cinta ganadora, esta fue el resultado de una combinación de factores la cual le dio el triunfo, como la dirección de Christopher Nolan, las actuaciones del reparto en su totalidad y la profundidad temática de la obra, como aludiera un crítico de cine: «este es el tipo de película que le gusta a los estadounidenses, sobria».
O, como los comentarios de otros recién terminada la gala: «una genialidad en clave de culto».
Lo cierto es que el filme «Oppenheimer» -cuenta la historia del padre de la bomba atómica- estuvo nominado en 13 categorías y se apoderó de siete en las principales, sin contar las antes mencionadas.
Entre estos apartados estaban, Mejor Actor de Reparto (Robert Downey Jr.), Mejor Banda Sonora (Ludwig Göransson) y Mejor Fotografía (Hoyte Van Hoytema).
Sin embargo, al citar un título de un trabajo previo a los lauros: «Para Oppenheimer todo y ¿para la de Scorsese?» ¡Nada!
No fue muy agradable ver a Martin Scorsese, uno de los pocos cineastas vivos de incuestionable talento, un veterano irrebatible, irse, literalmente, vacío de una ceremonia de los Oscar.
Ambas producciones muy premiadas durante toda la temporada, pero «Los asesinos de la luna» (10 nominaciones) no alcanzó solo a llevarse un Globo de Oro, un premio del Sindicato de Actores y una retahíla de lauros de diversas empresas cinematográficas en Estados Unidos.
Pese al elenco de lujo (Robert De Niro, Leonardo Di Caprio), dichos lauros se debieron a la actuación de la protagonista Lily Gladstone, la única que dio la cara en esta historia, también real, de los crímenes en masa en la década de 1920 de los miembros de la tribu Osage, un pueblo nativo estadounidense.
Ya los Oscar 2024 son pasado, pero el largometraje de Nolan todavía es presente y retumba en cada taquilla, páginas y redes sociales, aunque el cineasta no detiene su impulso y parece no descansar.
El director de otras películas, como «Dunkerque» (2017), prepara su próximo proyecto, un remake de «El prisionero», una serie de los años sesenta, el cual lo tiene imbuido ahora y su público espera que se supere.
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