El también director de la Escuela Nacional de Ballet de su país afirmó en declaraciones a Prensa Latina que sus presentaciones en este evento, junto a la bailarina cubana Claudia García, solista del Ballet de Nacional de Hungría, fueron muy aplaudidas por los asistentes.
“Fue algo muy lindo”, expresó Hernández, pues “tuvimos la posibilidad y la dicha de mostrar nuestros sellos distintivos, mostrar esas peculiaridades que tienen las versiones coreográficas de Alicia Alonso y, sobre todo, el sello de la Escuela Cubana de Ballet”.
“Eso es lo que hace que hoy en día cualquier bailarín cubano, o cualquier bailarín que sea formado por algún maestro cubano, sea distinguido cuando se para en la escena”, enfatizó Hernández.
“La acogida que recibimos fue muy especial y rara, porque el público de Roma es muy selectivo, y las ovaciones fueron sensacionales”, ante “la diferencia que marcaron nuestras presentaciones, por nuestra manera de bailar, nuestro estilo, pues cuando salíamos al escenario, todo era totalmente distinto”.
En la Sala Santa Cecilia del Auditorio Parco della Musica Ennio Morricone, un inmenso teatro que estuvo totalmente lleno los tres días, los bailarines cubanos interpretaron el pas de deux del segundo acto de Giselle y El Cisne Negro, de El lago de los cisnes.
Durante esa gala Les Étoiles, organizada por la Fondazione Musica per Roma y Daniele Cipriani, se presentaron otras luminarias mundiales de ese arte, como los estadounidenses Tiler Peck y Roman Mejía, del New York City Ballet, el ruso Daniil Simkin, del American Ballet Theatre y el italiano Alessandro Frola, del Ballet de Hamburgo
También el kazajo Bakhtiyar Adamzhan, de la Ópera de Astaná y el español Sergio Bernal, de la Compañía de Danza que lleva su nombre;la georgiana Maia Makhateli, del Ballet de Ámsterdam, así como el mexicano Isaac Hernández, la rumana Alina Cojocaru y la brasileña Fernanda Oliveira, tres exponentes del English National Ballet.
“Fueron tres noches mágicas, donde tuve el placer de compartir con esos grandes bailarines todos los conocimientos que he adquirido, y pude apreciar cómo el mundo se está moviendo en temas de danza, en temas del ballet”, dijo Hernández.
“Este espacio me brindó la posibilidad de apreciar otras maneras de hacer, para mejorar mi ejecución, evaluar cual es el estado del repertorio del BNC, y ver cómo se sigue mostrando con esa fuerza, atrayendo a un público que fue muy caluroso, muy especial”.
“Pude ver cómo las nuevas maneras de hacer se están insertando en todos los espacios y, a la vez tuve la posibilidad de intercambiar, mostrar como nuestra escuela se mantiene vigente, con nuestras características, lo que a la vez nos permite seguir creciendo como artistas, como seres humanos”.
“El encuentro con la embajadora cubana en Italia, Mirta Granda, al término de la primera función fue muy especial. Se mostró muy emocionada de ver un pedacito de nuestra tierra en Roma, y orgullosa de la manera en que fuimos acogidos por el público”, resaltó.
“Fuimos muy reconocidos además por todas las personas que participaron en la gala, por el equipo técnico, los organizadores, quienes se manifestaron agradecidos por nuestra presencia”.
“Para mí, participar en esta gala como miembro del BNC fue todo un honor, ya que no solo pude representar dignamente a mi compañía, sino también a mi escuela, a mi país”, manifestó el primer bailarín cubano.
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