La propuesta formulada por la Comisión Europea (CE) prevé elevar el gravamen a surtidos como trigo, maíz, cebada y mijo hasta los 95 euros por tonelada métrica, así como un segundo arancel del 50 por ciento para el caso de oleaginosas y aceites vegetales.
Según la CE, el posible déficit de suministro asociado a la medida podrá ser compensado en parte por importaciones de otros países proveedores tradicionales del mercado de la UE, como Estados Unidos, Brasil, Ucrania, Serbia o Argentina.
Las compras de la UE de cereales, oleaginosas y productos derivados provenientes del mercado ruso sumaron 4,2 millones de toneladas métricas por valor de mil 300 millones de euros en 2023, mientras los productores del bloque comunitario aseguran alrededor de 300 millones de toneladas anuales, apuntó la fuente.
“Proponemos imponer los aranceles a estas importaciones rusas para mitigar el riesgo creciente para nuestros mercados y nuestros agricultores”, alegó la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, quien reconoció el marcado interés de debilitar la economía de la nación euroasiática por el apoyo de la UE a Ucrania.
Los gravámenes “reducirán la capacidad de Rusia de explotar a la UE en beneficio de su maquinaria de guerra”, expresó.
“No queremos cereales rusos ni bielorrusos en el mercado de la UE, pero el tránsito aún es posible y, por supuesto, también está garantizado el suministro continuo de los cereales (rusos) al Sur Global y otras regiones del mundo”, dijo en declaraciones a la prensa.
Desde Moscú, el portavoz del Kremlin Dmitry Peskov señaló que la propuesta de la UE de restringir la importación de cereales procedentes de Rusia y Belarús es otro ejemplo de la competencia desleal y, además, perjudicial para los propios consumidores del bloque comunitario.
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