Aledaño a la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, el espacio es recurrido por quienes buscan un lugar abierto, pero acogedor, para leer o compartir con otros su recorrido por el mundo de las letras.
Allí, pese al ruido próximo de las avenidas Agüero, Libertador y Las Heras, los visitantes pueden encontrar tranquilidad y descubrir historias como las de uno de los autores más emblemáticos del boom regional de los años 1960 y 1970.
Hijo de padres argentinos, Cortázar nació en Bélgica en 1914 y vivió allí hasta los cuatro años, cuando llegó a esta tierra sudamericana, donde permaneció hasta 1951. Volvería por última vez a Argentina en 1983, cuando finalizó la dictadura cívico-militar iniciada en 1976, la cual desapareció a 30 mil personas y prohibió la publicación de sus libros.
Sin renunciar a la nacionalidad argentina, dos años antes pidió la francesa en protesta contra ese régimen.
Considerado un genio del relato, la prosa poética y la narración en general, dejó textos de gran valor para la literatura como Bestiario, Final del juego, Todos los fuegos el fuego, Queremos tanto a Glenda e Historias de cronopios y de famas.
En 2023, se conmemoró el 60 aniversario de la publicación de Rayuela, una obra vanguardista por su lenguaje, disposición estructural y variación de estilo, que convierte al lector en cómplice y protagonista.
“A su manera este libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros”, comienza el autor y desafía a quien acude a él a escoger su propio camino, su propia historia.
“El primero se deja leer en la forma corriente, y termina en el capítulo 56, al pie del cual hay tres vistosas estrellitas que equivalen a la palabra Fin. Por consiguiente, el lector prescindirá sin remordimientos de lo que sigue.
El segundo se deja leer empezando por el capítulo 73 y siguiendo luego en el orden que se indica al pie de cada capítulo”, añade haciendo el reto cada vez más irresistible.
La vida de Horacio Oliveira, sus amigos, y la Maga, sus aspiraciones, miedos y filosofar constante, marcaron un cambio de rumbo en la creación literaria, al igual que las obras de destacados escritores de la época como el colombiano Gabriel García Márquez.
Aunque ese texto y Cortázar son recordados cada año en Argentina y el mundo, visitar la Plaza del Lector, puede ser un homenaje personal, sencillo, perfecto.
(Tomado de 4ta Pared, suplemento cultural de Orbe)