Ultimado de un balazo durante el ejercicio de su ministerio pastoral en San Salvador el 24 de marzo de 1980, San Romero de América, como también se le conoció, fue célebre por su predicación en defensa de los derechos humanos y por la denuncia a la violencia política en su país.
Durante el encuentro, efectuado en la Casa Rutilio Grande, en Hyattsville, Maryland, los asistentes destacaron sus luchas y legado, según un comunicado enviado a Prensa Latina.
Algunos -recién llegados territorio estadounidense-expresaron su preocupación porque en El Salvador inició hace más de dos años la detención de miles de personas bajo el llamado régimen de excepción.
Óscar Arnulfo Romero fue nominado al Premio Nobel de la Paz en 1979, un año antes de su muerte. Fue canonizado por el papa Francisco en octubre de 2018, en una ceremonia en el Vaticano.
El arzobispo, asesinado a los 62 años, quien era uno de los líderes más importantes de la Iglesia en América Latina, había recibido varias amenazas antes de que un francotirador le disparara un único tiro que lo mató mientras oficiaba una misa.
La multitud que asistió a su funeral también fue atacada por francotiradores, donde perdieron la vida al menos 40 personas.
En el área metropolitana de esta capital, viven más de 500 mil salvadoreños, la comunidad latina más grande de la región.
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