Por estos días, desde el pasado el pasado 22 y hasta el 30 de marzo, la Fiesta por el Cine Cubano reservó la sala 23 y 12, del céntrico Vedado habanero, para la presentación de títulos atesorados por la Cinemateca de Cuba motivos de restauración.
Como parte de esa cartelera, el público capitalino tiene la posibilidad de acceder en copias de muy buena calidad a películas imprescindibles de la obra de Tomás Gutiérrez Alea (Titón), entre ellas, «Memorias del subdesarrollo» (1968), «Una pelea cubana contra los demonios» (1971) y «La última cena» (1976).
Otros filmes son «De cierta manera» (1974), de Sara Gómez, restaurado por la firma alemana Arsenal, «El otro Cristóbal» (1963), de Armand Gatti, una de las primeras coproducciones del Icaic con Francia y que se convirtió en la primera cinta cubana en el Festival de Cannes.
Cuenta el director de la Cinemateca de Cuba, Luciano Castillo, que transcurrieron años desde que el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana acogiera con beneplácito la iniciativa de otros eventos de su tipo, de gran renombre, como Cannes y Venecia, de incluir muestras de obras renovadas tras un largo y costoso proceso para devolverles su esplendor original.
En escrito publicado a propósito del homenaje al Icaic, el crítico de cine recordó que para el caso de «Los sobrevivientes» (1978), de Gutiérrez Alea, el laboratorio contratado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood pudo lograr el tratamiento cromático pretendido en su momento por el cineasta y el fotógrafo Mario García Joya, que no pudo admirarse en su estreno.
Castillo sugirió a los cinéfilos de la isla caribeña no perderse otras dos piezas magistrales de Titón que integran la programación gracias al aporte de la academia estadounidense mediante un convenio promovido por la Cinemateca de Cuba, son ellas «La muerte de un burócrata» (1966) y «El arte del tabaco» (1974).
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