En declaraciones a la televisora Al Jazeera, el relator de la ONU para la promoción y protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales en la lucha contra el terrorismo, Ben Saul, criticó el incidente.
“Es una tragedia humana. Pero, por supuesto, bien podría ser una violación del derecho humanitario internacional, bajo el cual Israel tiene el deber de no atacar deliberadamente a los trabajadores de ayuda humanitaria o sus convoyes”, recalcó.
Las autoridades de ese país también tienen un deber más amplio de garantizar la seguridad de los trabajadores humanitarios en una zona de conflicto, subrayó.
El experto recordó que “según el derecho internacional humanitario, si hay una focalización deliberada de cualquier civil, incluidos los trabajadores de ayuda humanitaria, es un crimen de guerra”.
Además, aclaró, si hay una focalización de un objetivo militar, que causa víctimas civiles excesivas en el área también sería un crimen de guerra.
La ONG World Central Kitchen (WCK) denunció este martes un ataque israelí que mató a siete de sus trabajadores en la Franja de Gaza.
Nuestro equipo se desplazaba por una zona no conflictiva en dos vehículos blindados con el logotipo de la organización, denunció el grupo en un comunicado.
A pesar de coordinar los movimientos con el Ejército, el convoy fue alcanzado cuando salía de un almacén ubicado en la central ciudad de Deir al-Balah, donde el equipo había descargado más de 100 toneladas de ayuda alimentaria, detalló.
Erin Gore, directora ejecutiva de WCK, alertó que el ataque no es solo contra ellos, es “contra las organizaciones humanitarias que trabajan en las situaciones más espantosas, en las cuales los alimentos se utilizan como arma de guerra”.
Según el texto, los fallecidos son ciudadanos de Australia, Polonia, Reino Unido, Canadá y Palestina.
“Los trabajadores de ayuda humanitaria y los civiles NUNCA deberían ser un objetivo. NUNCA”, escribió WCK en su cuenta en la red social X.
Por su parte, el director de la oficina de medios del gobierno en Gaza, Ismail Al-Thawabta, denunció que “el Ejército israelí los mató a sangre fría”.
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