En entrevista con ONU Noticias, la secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Celeste Saulo, afirmó que esa ambición debe mantenerse para que el mundo realmente reaccione. “Si no mantiene la ambición viva, corre el riesgo de no actuar, y ese sería el peor de los escenarios”, agregó.
Lo más preocupante es que crecen todos los indicadores vinculados a la actividad productiva y el consumo de energía, específicamente los gases de efecto invernadero, desde el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso, precisó en su reflexión.
Tal incremento, apuntó, quiere decir que las acciones que se llevan adelante son insuficientes, por lo que desde la OMM impulsamos una iniciativa para la medición operativa de los gases de efecto invernadero, para tener datos concretos reales de cómo está reaccionando el sistema físico a las distintas acciones de los países.
Al respecto, indicó que es imposible tomar caminos correctos si uno no mide cómo está reaccionando el planeta.
Esa es una de las acciones prioritarias y la otra tiene que ver con una agenda de adaptación, que es tener en funcionamiento sistemas de alerta temprana para preparar a las poblaciones frente a un evento severo y protegerse ante un clima cambiante con eventos cada vez más extremos, significó Saulo.
Al referirse al rol de la OMM, su titular explicó la responsabilidad que asume al proveer información acerca de cómo el planeta está reaccionando a las prácticas del hombre.
Tanto en el consumo como en la producción, es imposible resolver la situación global si se trata de abordarla desde una posición individual, por lo cual hay que concienciar a los distintos grupos económicos y sociales de su papel y cumplimiento porque de lo contrario será en perjuicio de sí mismos y del conjunto, aseveró.
“Con información y educación y entendiendo, que si no lo hacemos entre todos no lo vamos a lograr, es la única manera de convencer a grupos con distintos intereses que en realidad se van a perjudicar más si no actúan”.
En tal sentido, expresó su convicción de que “el mundo en desarrollo y el mundo menos desarrollado tienen enormes capacidades para poner en juego y enormes oportunidades para liderar un cambio”.
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