Según los expertos, la mayoría de los tratamientos actuales para el asma parten de la idea de que se trata de una enfermedad inflamatoria; sin embargo, lo que pone en peligro la vida es el ataque o la constricción de las vías respiratorias, lo cual dificulta la respiración.
El nuevo estudio mostró por primera vez que muchas características de un ataque de asma (inflamación, secreción de moco y daño a la barrera de las vías respiratorias que previene las infecciones) son el resultado de esta constricción mecánica, vista en un modelo de ratón.
Los hallazgos sugieren que bloquear un proceso que normalmente causa la muerte de las células epiteliales podría prevenir el daño, la inflamación y la mucosidad que resultan de un ataque de asma.
“Nuestro descubrimiento es la culminación de más de 10 años de trabajo. Como biólogos celulares que observamos los procesos, pudimos ver que la constricción física de un ataque de asma provoca una destrucción generalizada de la barrera de las vías respiratorias”, explicó Jody Rosenblatt, profesor del mencionado centro.
Añadió que sin esta barrera, los pacientes con asma tienen muchas más probabilidades de sufrir inflamación a largo plazo, cicatrización de heridas e infecciones que causan más ataques.
Al comprender este mecanismo fundamental, ahora estamos en una mejor posición para prevenir todos estos eventos, afirmó.
Aún no se comprenden las causas del asma y los medicamentos actuales tratan las consecuencias de un ataque abriendo las vías respiratorias, calmando la inflamación y rompiendo la mucosidad pegajosa que obstruye las vías respiratorias, lo que ayuda a controlar la enfermedad, pero no la previene.
La respuesta para detener los síntomas del asma puede residir en la extrusión de células, un proceso que los investigadores descubrieron que impulsa la mayor parte de la muerte de las células epiteliales, refirieron los autores del estudio.
“Afortunadamente, descubrimos que podemos utilizar un compuesto económico, el gadolinio, para detener el daño de las vías respiratorias en modelos de ratones, así como la consiguiente inflamación y secreción de moco. Prevenir este daño podría evitar la acumulación de musculatura que provocará futuros ataques”, señaló Rosenblatt.
lam/lpn