La víspera, al aeropuerto internacional Toussaint Louverture cumplió un mes sin realizar operaciones, debido al intensa actividad de una coalición de pandillas.
Los pandilleros estuvieron apostados en el perímetro de la terminal con ametralladoras automáticas en espera del vuelo del exprimer ministro, Ariel Henry, quien permanece todavía en Puerto Rico.
Al no poder llegar a casa los maleantes lo obligaron a renunciar a su cargo.
Las existencias de alimentos básicos se agotarán si nada cambia, y se avecina un nuevo desastre, alerta el diario digital Haití Libre.
La compañía Caribbean Port Services (CPS) y la terminal petrolera de Varreux siguen asediadas por las pandillas, y la persistencia de las bandas criminales hace recorrer el fantasma de la escasez por todo Puerto Príncipe.
Todo esto anuncia el empeoramiento de la crisis humanitaria, pues casi cinco millones de haitianos no tienen suficientes recursos para comer y 1,64 millones se encuentran en situación de emergencia alimentaria, la fase previa a la hambruna.
La CPS desde el 5 de marzo no recibe ningún barco, aunque logró reconectar los contenedores refrigerados dañados por los saqueadores.
Las operaciones marítimas son intermitentes desde finales de 2023, y su reducción está cercana al 50 por ciento, pues los buques no atracan en Haití debido a la inseguridad, precisó el diario Le Nouvelliste.
Si la terminal no reanuda sus operaciones, se encamina a una catástrofe, teme Bernard Chauvet, director de Industrial Dynamic, uno de los mayores productores de oxígeno.
Uno de los líderes de la Asociación de Hospitales Privados de Haití, Ronald Laroche, reportó que prácticamente están agotados todos los insumos necesarios para el funcionamiento de un nosocomio.
En 40 centros asistenciales hay problemas con el acceso al agua, electricidad, oxígeno y el combustible, por lo que en su opinión, la situación se asemeja a la de un país embargado.
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