Un estudio publicado por la revista PLOS ONE estimó que en el mundo esa clase de ilegalidades cuestan entre cientos de millones y quizás billones de dólares.
Pero localizar dónde tienden a operar los delincuentes plantea desafíos porque a menudo utilizan estrategias para enmascarar sus ubicaciones y los documentos legales capturan un número limitado de casos que pueden no ser globalmente representativos.
En este contexto, los investigadores encuestaron en 2021 a los principales expertos en delitos cibernéticos sobre la distribución geográfica de las amenazas cibercriminales.
Un total de 92 especialistas completaron la encuesta en la que nombraron los países que creían que eran los mayores centros de cinco categorías de delitos cibernéticos: productos o servicios técnicos, ataques y extorsión, robo de datos o identidad, estafas y cobro o lavado de dinero.
Con los resultados a mano construyeron el novedoso Índice Mundial de Ciberdelincuencia, que permite realizar comparaciones entre territorios.
Según este las amenazas se concentran principalmente en un pequeño número de países, con China, Rusia, Ucrania, Estados Unidos, Rumania y Nigeria entre los 10 primeros en cada una de las cinco categorías.
Los delitos cibernéticos relacionados con productos o servicios técnicos fueron la categoría principal en China, el robo de datos o identidad en Estados Unidos y los ataques y extorsiones en Irán.
“El cibercrimen con fines de lucro, a menudo visto como un tipo fluido y global de crimen organizado, en realidad tiene una fuerte dimensión local. El Índice muestra que 97 países son importantes centros de ciberdelincuencia, pero la mayor parte se produce en sólo seis de ellos”, destacaron los autores del estudio.
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