Jhonny Morales, viceministro de Política Tributaria, aseguró que “el Gobierno nacional tiene su propia proyección, nosotros no la hemos modificado, vamos a esperar el dato final que nos arroje el Instituto Nacional de Estadística (INE) respecto al PIB (producto interno bruto) de la economía boliviana”.
Al referirse a la previsión del BM, sostuvo que el Gobierno espera el “dato objetivo” del INE, que es la entidad responsable de medir el auge de la economía del país.
Según reportes oficiales, el Presupuesto General del Estado (PGE) 2024 prevé un crecimiento del PIB del 3,71 por ciento a la par de una inflación de 3,60 unidades sobre 100.
El PIB mide el valor de los bienes y servicios finales producidos dentro de los límites geográficos de una economía en un período determinado, generalmente un año.
Bajo el título de Banco Mundial y sus Proyecciones: ¿Crecimiento real u homogeneización de la crisis? El debate sobre Bolivia, el analista económico Martín Moreira examina este viernes esta contradicción en el diario digital Encuentros.
“Es importante recordar que, en 2021, este organismo pronosticó un crecimiento del 1.9 por ciento, sin embargo, la realidad fue un crecimiento del 6.1 por ciento. En 2022, su pronóstico fue (…) del 2.2 por ciento, pero experimentamos un crecimiento del 3.5 por ciento. En 2023, previeron un crecimiento del 1.9 por ciento, pero alcanzamos un crecimiento del tres por ciento”.
Al respecto, Moreira pregunta por qué fallan las proyecciones del BM, y pone en duda su metodología y su capacidad de comprender la dinámica de la economía boliviana.
“¿(…) Un modelo económico innovador basado en el mercado interno como motor del crecimiento, que busca generar bienestar en la población sin recurrir a transferencias de deuda pública a las poblaciones vulnerables? Este modelo se caracteriza por mantener bajas tasas de inflación y niveles reducidos de desempleo.
Respecto a Bolivia, el analista explicó que el Estado fomenta el crecimiento del sector productivo mediante incentivos crediticios, lo que impulsa el crecimiento de las empresas y, por ende, el del país.
Señala que entre estas políticas se incluyen la sustitución de importaciones, la industrialización y la inversión pública en infraestructura, todo lo cual posicionan a Bolivia para crecer más allá de las proyecciones de los organismos internacionales.
“Estas acciones demuestran un enfoque diferenciado y una voluntad de no seguir recetas y modelos económicos importados, sino adaptarlos a las necesidades y realidades locales”, concluye Moreira.
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