En la elaboración de estas obras, mezcla actual de lo católico e indígena, intervienen desde los niños hasta los más ancianos, quienes se mantienen activos de algún modo para aportar sus valiosos conocimientos.
Las alfombras más sobresalientes y preferidas son las de la colonial Antigua Guatemala, departamento de Sacatepéquez, pero en esta capital, en cualquier ciudad o pueblo de todo el país centroamericano, por más intrincado que sea, las hay de diferentes expresiones.
Algunas envían mensajes relevantes como la liberación de Palestina o dedicadas al reconocido periodista José Rubén Zamora, quien lleva más de 600 días en prisión por sus críticas a la anterior administración nacional.
Los creyentes, después de días de preparación, y quizá hasta meses, instalan las piezas en los lugares por donde pasan los cortejos, aunque también aprovechan las esquinas y parques.
El Viernes Santo pasado, unas cuatro mil personas elaboraron una alfombra de 3 500 metros de largo y dos de ancho, y la exposición de la misma, matizada con aserrín de colores, pétalos de flores, pino, arena, frutas y verduras, atrajo sobremanera la atención del público; mientras hubo algunos que luego recogieron los materiales dispersos al creer que tienen poderes sanadores.
Guatemala logró en el año 2014 el récord Guinness de la alfombra más larga del mundo, con dos mil 012 metros de largo.
(Tomado de Orbe)