Al reclamo se sumaron los reporteros Le Nouvelliste, Haïti24 y Alter Presse, y otros que laboran de forma independiente, advirtiendo que los redactores haitianos sufren una crisis sin precedentes.
«Ante la creciente inseguridad, caracterizada por ataques, secuestros y asesinatos de periodistas, la situación es alarmante», subraya un comunicado de la asociación.
Los barrios de Puerto Príncipe están inaccesibles debido al control de las pandillas, agravando las dificultades para que los profesionales de los medios de comunicación hagan su trabajo.
«Este ambiente de inseguridad generalizada conduce a un deterioro de la infraestructura, a una precariedad financiera de los medios de comunicación y a la pérdida de acceso a la formación de los periodistas», lamentaron los miembros del gremio. Frente a estos riesgos, el abandono de la profesión y el exilio parecen ser las únicas opciones viables y, para ello, hacemos un llamamiento urgente a la comunidad internacional y al Consejo Presidencial de Transición.
Ambos deben ayudar aumentar el apoyo a la prensa y a la libertad de información en Haití.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) mostró su preocupación por la violencia y las presiones que deben soportar los periodistas en Haití para realizar su trabajo diario.
En 2023 un estudio divulgado por la Unesco subrayó que los reporteros son mal pagados y para sobrevivir realizan a veces actividades incompatibles con oficio.
Entre el año 2000 y 2022, fueron asesinados 21 periodistas en Haití, según un recuento de la Unesco, que denuncia también la violencia contra el gremio debido a una intolerancia a la crítica, y una incomprensión del papel de los medios.
Rara vez –resalta la Unesco- se esclarecen las agresiones a periodistas, especialmente en las provincias.
El informe del organismo internacional advierte que los medios generalmente se abstienen de investigar temas sensibles como la corrupción o el narcotráfico, prefieren versionar textos de las organizaciones de derechos humanos en lugar de producir sus propias pesquisas, esta autocensura responde al instinto de supervivencia en un contexto tan hostil para la profesión.
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