Ante los hechos, el Ejecutivo del presidente Luiz Inácio Lula da Silva hace un llamamiento a todas las partes implicadas para que ejerzan la máxima contención y exhorta a la comunidad internacional a movilizar esfuerzos para evitar una escalada, indica en nota el Ministerio de Relaciones Exteriores.
De acuerdo con la cartera, el canciller Mauro Vieira transmitió personalmente la preocupación de su administración a su homólogo iraní, Hossein Amir-Abdollahian, durante un encuentro bilateral ocurrido este viernes en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, Estados Unidos.
El Gobierno de Irán negó, por medio de su agencia estatal de noticias, la ocurrencia de los estallidos y según el medio local Fars News, las detonaciones fueron en realidad de baterías antiaéreas que dispararon contra «objetos sospechosos».
Al respecto, Amir-Abdollahian precisó que los ataques fueron lanzados por Israel con minidrones, que no causaron daños ni víctimas.
El 14 de abril, el Gobierno de Brasil pidió máxima contención a las partes implicadas en la contienda bélica y exhortó a la comunidad internacional a movilizar esfuerzos para evitar una escalada de la confrontación.
«Brasil apela a todas las partes involucradas a que ejerzan la máxima contención y llama a la comunidad internacional a movilizar esfuerzos para evitar una escalada», refirió en la ocasión un mensaje de la Cancillería.
Instó a los nacionales que permanecen en esos países a que sigan las orientaciones divulgadas en los sitios electrónicos y redes sociales de las embajadas brasileñas.
Recordó que el Palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería, monitorea la situación de los brasileños en la región, en particular en Israel, Palestina y Líbano desde octubre pasado.
Desde el comienzo del enfrentamiento armado en la Franja de Gaza, el Gobierno de Lula alerta sobre el potencial destructivo que puede causar la amplificación de las hostilidades a Cisjordania y a países como Líbano, Siria, Yemen y ahora Irán.
El pasado día 13, Irán lanzó una embestida masiva con drones y misiles contra Israel como desagravio al bombardeo de su consulado en Damasco.
Teherán había prometido represalias por el ataque israelí en Siria el 1 de abril, que se saldó con la muerte de varios miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica. La agresión del sábado, según el país persa, fue un acto de legítima defensa.
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