A inicios de 2023 el Ministerio de Cultura de Italia presentó a la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) la candidatura a Patrimonio de la Humanidad de la también conocida, desde épocas remotas, como Regina Viarum.
Su construcción se inició en el año 312 antes de nuestra era, a instancias del censor Appio Claudio Cieco, del cual tomó su nombre, y fue extendiéndose desde la Porta Capena, en el centro de la capital imperial, hasta llegar en poco más de un siglo hasta el estratégico puerto sureño de Brundisium, actualmente Bríndisi.
Al presentar la propuesta a la Unesco, la especialista Chiara Perrucci indicó que se trata de una iniciativa de impacto trascendental, pues incluye tramos en las regiones de Lacio, Campania, Basilicata y Apulia, con 12 provincias, 73 municipios e importantes ciudades.
En sus primeros cuatro kilómetros, dentro de la capital italiana, es invisible la antigua carretera, aunque se mantienen los principales monumentos que se extendían a lo largo de la misma en trayectos como el de la Vía de las Termas de Caracalla.
Sin embargo, desde el cruce con Vía Ardeatina comienza un tramo recto de unos 12 kilómetros muy bien conservado.
Con el paso de los años, gran parte del recorrido fue destruido o quedó enterrado en algunos intervalos, cubierto por nuevas construcciones, por lo que su recuperación resulta una ardua y difícil tarea.
Esta obra de la ingeniería vial aún conserva parte del empedrado original; de igual forma, se puede admirar la majestuosidad de sus puentes y subestructuras, así como innumerables ruinas de acueductos, templos, palacios y murallas.
El expediente presentado a la Unesco para avalar a la Vía Appia Antica como Patrimonio de la Humanidad identifica 22 trechos del antiguo camino, con sus ramales, que la convierten en un gigantesco parque arqueológico de valor excepcional.
(Tomado de Orbe)