Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los últimos años se observó un estancamiento en el progreso hacia objetivos críticos de la estrategia técnica global para combatir este mal, conocido también como paludismo, en el periodo 2016-2030, particularmente en países que soportan una alta carga de la enfermedad.
De acuerdo con estimados del organismo sanitario, en 2022 se produjeron 608 mil muertes relacionadas con la malaria y 249 millones de nuevos casos fueron registrados en todo el mundo, situación que afectó más a los niños pequeños de África.
En tanto, los expertos alertan que millones de personas siguen sin recibir los servicios que necesitan para prevenir, detectar y tratar el paludismo.
Además, el progreso en el control mundial de la malaria se ha visto obstaculizado por limitaciones de recursos, crisis humanitarias, cambio climático y amenazas biológicas como la resistencia a los medicamentos e insecticidas.
El doctor Daniel Ngamije, director del Programa Mundial contra la Malaria, apuntó que se necesita urgentemente un cambio en la respuesta global contra este mal, a fin de prevenir muertes evitables y alcanzar los objetivos trazados en la estrategia para combatirlo.
«Este cambio debería buscar abordar las causas profundas de la enfermedad y centrarse en la accesibilidad, la eficiencia, la sostenibilidad, la equidad y la integración», aseveró.
La nueva estrategia describe cuatro objetivos importantes en los que la OMS centrará sus esfuerzos: el desarrollo de normas y estándares, la introducción de nuevas herramientas e innovación, la promoción de información estratégica para lograr un impacto y el liderazgo técnico de la respuesta mundial a la malaria.
Esta ve la luz en vísperas de celebrarse el Día Mundial de la Malaria (25 de abril), que este año tiene como tema: «Acelerar la lucha contra la malaria para un mundo más equitativo».
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