Según un artículo publicado en la Revista de la Asociación Médica Estadounidense, los jóvenes negros y nativos americanos (indios americanos y nativos de Alaska) morían a tasas significativamente más altas que los jóvenes blancos, principalmente debido a lesiones, y la brecha se está ampliando.
Investigadores de la Universidad Virginia Commonwealth y del Hospital Infantil de Richmond hallaron que entre 2014 y 2020, las tasas de mortalidad aumentaron un 36,7 por ciento en los jóvenes negros y un 22,3 en nativos americanos, mientras que subieron 4,7 puntos porcentuales en los blancos.
Según el análisis, este cambio se debió esencialmente a las disparidades en las muertes relacionadas con lesiones.
Entre 2016 y 2020, casi 13 de cada 100 mil jóvenes negros fallecieron por homicidio, una tasa más de 10 veces mayor que la existente entre los blancos.
Durante el mismo período, alrededor de 11 de cada 100 mil jóvenes nativos americanos murieron por suicidio, más del doble que la tasa entre los blancos.
Los datos también revelaron que muchas de las muertes registradas causadas por homicidio y suicidio involucraron armas de fuego.
Entre 2013 y 2020, el riesgo de muerte por violencia armada aumentó un 108 por ciento entre los jóvenes negros y un 124 entre los nativos americanos.
Las disparidades observadas no se limitan a las muertes por lesiones, sino que también se observan en las causadas por enfermedades como el asma, la gripe y la insuficiencia cardíaca. Aproximadamente uno de cada 100 mil jóvenes negros murió de asma, casi ocho veces más que la tasa entre los blancos.
Además, uno de cada 100 mil jóvenes nativos americanos murió de neumonía e influenza, tres veces más que la tasa entre los blancos.
Los expertos dijeron que una serie de factores están potencialmente relacionados con el ascenso de la mortalidad pediátrica en el país y las disparidades asociadas entre grupos raciales y étnicos.
Por ejemplo, el desequilibrio racial observado en las tasas de suicidio puede deberse en parte a diferencias en los niveles de pobreza, las experiencias infantiles y el acceso a los servicios de salud mental.
Por otro lado, las desigualdades raciales en la muerte por asma podrían estar relacionadas con diferencias en la exposición al humo del tabaco y otros contaminantes del aire, así como con el acceso desigual a los medicamentos.
Los investigadores también enfatizaron que las diversas condiciones que contribuyen a la ampliación de las brechas raciales en la muerte infantil reflejan en última instancia el legado del racismo sistémico en Estados Unidos.
En su opinión la forma más eficaz de revertir las tendencias de mortalidad pediátrica del país es mediante acciones políticas audaces.
Señalaron la importancia de implementar políticas sensatas sobre armas de fuego para prevenir el acceso de los niños a estas, así como brindar un mejor acceso a los servicios de salud conductual para abordar la actual crisis de salud mental que afecta a infantes y adolescentes.
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