La FNC resolvió parar su planta productiva de Minas, Lavalleja, según un comunicado difundido por la empresa, en el que asegura que la situación es “insostenible”.
En un documento la compañía citó “problemas de competitividad” como causa principal detrás de la decisión tomada.
“Actualmente, en FNC tenemos dos plantas productivas y cada una está operando al 50 por ciento, por lo que necesitamos concentrar la producción en una sola planta», la de esta capital.
Menciona la creciente importación de latas, insostenible para la industria nacional; los altos costos de producción en Uruguay en comparación con países de la región; menor escala de producción local y baja productividad, como presión fiscal en cervezas retornables.
Esta semana la Confederación de Sindicatos Industriales (CSI) expresó su alarma por el cierre de fábricas y alegada inercia gubernamental.
Llama poderosamente la atención que en medio de la campaña electoral no se anuncien planes concretos o específicos ante la fragilidad de una industria cada vez más vulnerada por los vaivenes de la economía regional y mundial.
Así dice el pronunciamiento a la opinión pública, y apunta a «los intereses de multinacionales que abandonan literal y sorpresivamente nuestro país, frente a un silencio mayúsculo e inquietante del poder de turno”.
Las organizaciones agrupadas en la CSI se preguntan qué hará el Poder Ejecutivo con los trabajadores que perdieron sus empleos.
Menciona los casos de las empresas foráneas Tsakos Industrias Navales, Fanacif y la compañía láctea de capitales peruanos Gloria, que decidieron cerrar abruptamente sus operaciones en Uruguay.
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