Ese parecer lo retoma el experto y catedrático cubano, José Luís Perelló, en su cuenta en Facebook, como parte de sus habituales análisis sobre la industria de los viajes.
Señala que la inversión alcanza los mil 500 millones de dólares con la finalidad de abarcar esos escenarios caribeños.
Este dinero fue invertido desde 2019 en la expansión y mejora de sus paradas privadas en el Caribe, con un acopio que supera las 15 islas y playas que abarcan dos mil 104 hectáreas en destinos como Bahamas, Belice, República Dominicana, Haití y México, según estudios de Bloomberg, citados por Perelló.
Carnival Corp., Disney Cruise Lines, Norwegian Cruise Line, MSC Cruises y Royal Caribbean Cruises están en la carrera por la tierra, para crear nuevos productos y destinos turísticos.
El llamado Perfect Day at CocoCay de Royal Caribbean, una isla privada a 88,5 kilómetros de Nassau donde nueve mil 500 pasajeros de cruceros al día pueden gastar dinero en paseos en globo aerostático y tirolinas, ofrece un rendimiento de la inversión del 40 por ciento o más, según una estimación de Robin Farley, analista de UBS AG.
Royal Caribbean, Carnival y Norwegian obtuvieron el año pasado unos ingresos de 44 mil millones de dólares y beneficios brutos de 19 mil 100 millones.
La primera razón por la que la gente viaja en crucero es por los destinos, afirmó el Director de Innovación de Productos de Royal Caribbean, Jay Schneider.
Sin embargo, la adquisición de tierras está provocando un cambio. Los países caribeños -que durante décadas ofrecieron exenciones fiscales y ubicaciones privilegiadas para los destinos privados de los gigantes de los cruceros- están dando un paso al frente para luchar por una parte más justa.
Recientemente, las Bahamas tomaron partido cuando Royal Caribbean puso sus ojos en Paradise Island, una legendaria escapada conocida por su atractivo para los famosos y escenario de películas como Casino Royale, de James Bond.
En un principio, el gobierno ofreció un trato de favor, arrendando siete acres de playa pública por sólo 140 mil dólares al año.
Las protestas públicas y el cambio de gobierno en 2021 llevaron a renegociar el acuerdo. Al final, Royal Caribbean aceptó dar al gobierno una participación en el proyecto y uno por ciento de los ingresos futuros para proyectos turísticos como la restauración del centro de Nassau.
Aun así, el acuerdo de Paradise Island es una victoria para Royal Caribbean. Las escalas en islas y playas privadas ayudaron a resucitar a las líneas de cruceros de los horrores de la pandemia, cuando los brotes mortales de Covid-19 a bordo de los barcos llevaron al mundo a cerrar los cruceros durante más de un año.
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