El suministro de equipos responde al proyecto “Resiliencia climática en los ecosistemas agrícolas de Cuba”, implementado por el Ministerio de Agricultura del país, con asistencia técnica de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y financiamiento del Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés).
En conjunto, la iniciativa dispone de 38 millones de dólares aportados por el GCF, con vistas a desarrollar sistemas agroalimentarios que aporten beneficios para la alimentación y la agricultura en siete municipios “altamente afectados” por las alteraciones climáticas, indicó la FAO.
Las demarcaciones beneficiarias son Los Arabos, en la provincia de Matanzas (occidente); Corralillo, Quemado de Güines y Santo Domingo, pertenecientes al territorio de Villa Clara (centro); y Amancio, Jobabo y Colombia en Las Tunas (oriente).
Según detalló el organismo, el proyecto suministrará retroexcavadoras destinadas a la construcción de reservorios para almacenar agua de lluvia, con vistas al riego de cultivos para sistemas forestales y agroforestales, así como para el consumo animal.
Las localidades escogidas presentan déficit del líquido debido a distintos fenómenos, entre ellos, la reducción y el cambio de régimen de las precipitaciones, el aumento de la evaporación, la intrusión salina a causa del incremento del nivel medio del mar y otros problemas que merman la disponibilidad y calidad de los recursos hídricos, señaló la fuente.
Al decir de la FAO, las retroexcavadoras facilitarán tareas de limpieza en las áreas de los reservorios, movimientos de tierra, excavaciones de terreno, formación y compactación de taludes y del lecho del reservorio, entre otras actividades necesarias para la construcción y rehabilitación de infraestructuras hídricas.
Su uso también ayudará a mejorar la eficiencia y la calidad de los trabajos a fin de garantizar una adecuada gestión de los recursos hídricos en las comunidades agrícolas beneficiadas por el proyecto.
La captación del líquido proveniente de las lluvias constituye una práctica esencial para reducir la presión sobre las fuentes de agua dulce limitadas como ríos y acuíferos, ayuda a mantener el equilibrio en el ciclo natural y puede ser una fuente de suministro durante sequías o emergencias, recordó la FAO.
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