Los microplásticos son fragmentos diminutos (menores de cinco milímetros) y casi indestructibles que se desprenden de los productos de plástico cotidianos, los cuales se acumulan en el medioambiente y pueden pasar al interior de seres vivos, ya sea a través de la cadena alimentaria, por inhalación o de otras maneras.
En los últimos años se ha constatado que diversos metales pesados, pesticidas y sustancias químicas que alteran el sistema endocrino están implicados en la disminución de la cantidad y calidad de los espermatozoides de la población masculina mundial.
Los investigadores analizaron 23 testículos humanos y también 47 de perros, y en ellos encontraron microplásticos de 12 tipos.
También pudieron cuantificar la cantidad de microplásticos en las muestras de tejido, mediante un novedoso método analítico que reveló correlaciones entre determinados tipos de plástico y un menor recuento de espermatozoides en las muestras caninas.
Los investigadores descubrieron que el polímero más prevalente en los tejidos humanos y caninos analizados era el polietileno, que se utiliza para fabricar bolsas y botellas de plástico.
En los perros, le seguía el PVC, empleado en fontanería industrial y doméstica y en muchas otras aplicaciones, según publicó la revista académica Toxicological Sciences.
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