Cerca de un millón de especies están actualmente en peligro de extinción, y expertos de la ONU determinan una interconexión de riesgos, ya que la aceleración de especies vulnerables en todo el ecosistema desencadena un efecto dominó de pérdida de biodiversidad.
En tal sentido, la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) llama la atención sobre las coextinciones, o sea, la reacción en cadena que se produce cuando la desaparición completa de una especie afecta a otra.
Un ejemplo de ello es la tortuga de tierra, una de las especies vivas más antiguas del planeta, considerada arquitecta al esculpir ecosistemas y proporcionar santuarios a más de 350 especies, por lo que su extinción puede provocar un efecto dominó en toda la naturaleza.
Sobre las intensas actividades humanas los expertos de la ONU plantean que el cambio en el uso del suelo, la sobre explotación, el cambio climático, la contaminación y la introducción de especies invasoras aceleran la desaparición de especies, que es al menos entre decenas y cientos de veces más rápida que el proceso natural de desapariciones.
En los últimos 100 años, por ejemplo, se han perdido más de 400 especies de vertebrados por esas causas, de acuerdo con el informe de Riesgos de desastres interconectados que resumen que con casi un millón de especies animales y vegetales amenazadas, el efecto dominó de la extinción de una sola puede afectar a otras y alterar funciones ecológicas vitales.
“Aunque las estrategias de adaptación, como la restauración y protección de corredores verdes entre hábitats animales, ofrecen cierto respiro, sigue siendo crucial abordar los factores subyacentes de la extinción, porque este objetivo no podrá alcanzarse mientras corramos el riesgo de acelerar las extinciones”, explica el documento.
Se trata de reducir 10 veces la tasa de pérdidas de todas las especies para mediados de siglo y aumentar la abundancia de las silvestres autóctonas hasta niveles saludables y resilientes, afirmó la directora adjunta del Instituto de Medio Ambiente y Seguridad Humana de la UNU, Zita Sebesvari, autora principal del informe.
A largo plazo, insiste, evitar las extinciones y coextinciones será la única solución realista para frenar la pérdida de biodiversidad, lo que exige un cambio de mentalidad.
“Abrazar la naturaleza como parte integral de nuestra cultura es esencial para asegurar un futuro sostenible, reconociendo que nuestro destino está inevitablemente entrelazado con el destino del mundo natural”, concluyó Sebesvari.
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