Los uniformados pertenecían a la segunda comisaría de la comuna de Santiago y entre ellos hay un subteniente, un sargento primero y varios cabos.
Según las primeras revelaciones, algunos de los acusados cobraban cerca de 1,6 millones de pesos (mil 760 dólares) a comerciantes en el barrio Meiggs por garantizarles seguridad.
La jefa de análisis criminal de la Fiscalía Centro Norte, Marcela Adasme, explicó que la captura de los agentes se gestó tras denuncias de civiles, e incluso, del mismo personal policial.
Añadió que los detenidos recibían aportes económicos a cambio de funciones propias de sus cargos o de omitir diligencias a las cuales estaban obligados.
Al referirse al tema, el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, declaró que este es un hecho de suma gravedad, primero porque debilita la confianza de la ciudadanía en las policías.
Pero aún más doloroso, dijo, traiciona la memoria de carabineros que perdieron la vida protegiendo la seguridad de los chilenos.
Monsalve advirtió que los dos principales peligros del crimen organizado son que infiltra a la economía para lavar activos y, en segundo lugar, corrompe a las instituciones.
Aquí el mensaje es que no se van a tolerar actos de este tipo al interior de las policías, aseguró el subsecretario del Interior.
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