El medio de prensa reportó que la víspera los insurgentes atacaron con proyectiles a los residentes en Minova, en el territorio de Kalehe en la provincia de Kivu Sur, una zona fronteriza con Bweremana, en Kivu Norte.
Tres artefactos lanzados por el M23 cayeron el jueves hacia las 10:00, hora local, una de ellas en Ludahuba, cerca del complejo escolar de Mwanga, y otra en Bugeri, sin causar víctimas humanas, pero ocasionando “una auténtica psicosis”, refirió la publicación.
Añadió que el complejo escolar se quedó vacío, mientras algunos residentes evacuaron rápidamente a sus familias de la parte oriental de la urbanización de Minova.
Fuentes locales señalaron que los explosivos fueron una respuesta de los rebeldes al bombardeo de sus posiciones por el ejército congoleño, que impulsa una ofensiva para recuperar las localidades ocupadas por los insurgentes y ha atacado con fuego de artillería las colinas situadas sobre Minova y Bweremana.
De acuerdo con Radio Okapi, las bombas del jueves se suman a las decenas caídas sobre Minova desde la llegada del M23 a los alrededores de la ciudad, lo cual mantiene en vilo a la población y los desplazados de Masisi.
A pesar de la condena que generó el ataque con proyectiles a los campamentos de desplazados internos de Mugunga y Lushagala, en la ciudad de Goma, provincia de Kivu Norte, el pasado 3 de mayo; la práctica de disparar sobre poblaciones civiles no se ha detenido.
En el hecho citado perdieron la vida 18 personas y una treintena resultaron heridas, lo cual fue rechazado por la Comunidad para el Desarrollo del África Austral (SADC), y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
También el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la RDC (Monusco), y la Unión Africana, entre otros.
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