Los lazos bilaterales tienen ritmo dinámico desde la llegada al poder de la junta castrense que derrocó al presidente Ba N’Daou hace hoy tres años confirmado ahora con la intención de cooperar en el desarrollo de las energías renovables.
La colaboración tiene como objetivo inmediato el proyecto de la central solar de Sanankoroba, ahora en fase de construcción al sur de esta capital.
Cuando entre en funcionamiento la instalación tendrá capacidad de generación de 200 megavatios y es calificada de “paso significativo” en la diversificación energética de este país africano.
Mali es uno de los cuatro países africanos que en los últimos años defenestraron gobiernos electos, pero criticados por su tibieza en el enfrentamiento a los movimientos armados islamistas que operan en la zona del Sahel y su pesada dependencia de las antiguas capitales coloniales.
Asimismo coinciden en el alejamiento de la esfera de influencia de sus antiguas metrópolis, en particular Francia, a cuyo gobierno pidieron la evacuación de las tropas que tiene en las bases militares instaladas en los respectivos territorios.
En el caso de Níger la solicitud de sacar sus tropas se extendió a las de Estados Unidos, en ese caso detonada por la actitud altanera de una delegación mixta del Pentágono y el Departamento de Estado que demandó restringir las relaciones con Rusia.
Antes aún, tanto las antiguas metrópolis europeas, como Washington, recibieron un balde de agua fría cuando remitieron a África delegaciones de alto nivel para lograr la condena de la operación especial rusa en el Donbass para proteger a las poblaciones ruso parlantes de esa zona.
La tónica en los países visitados fue recordar a los huéspedes que la extinta Unión Soviética apoyó la liquidación del yugo colonial y en la actualidad Rusia contribuye a aliviar las taras dejadas por la dominación económica de las metrópolis europeas en todos los casos con el apoyo estadounidense.
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