De momento no se descarta que haya otras víctimas del accidente, debido a que prosiguen las tareas de salvamento y termine la remoción de la montaña de lodo que sepultó a los mineros improvisados.
Ni siquiera tuvieron tiempo de comprender qué les ocurría, dijo a la prensa el comandante de la Policía en la zona, Patrick Mwakio, quien se personó en el lugar tan pronto fue informado de la tragedia.
Las víctimas letales del alud realizaban la búsqueda de manera clandestina ya que desde hacía semanas el Ministerio del Interior prohibió la actividad prospectiva y extractiva en la zona, alterada por los aguaceros que azotan este y otros países del este africano y provocaron cientos de muertes, de decenas de miles de desplazados y la destrucción de casas y cultivos.
Meses atrás, desde el apogeo de los aguaceros, la localidad de Hillo fue escenario de choques entre mineros ilegales por el control de áreas más prometedoras los cuales dejaron una estela de siete muertos.
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