Cálculos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) pronostican una tasa de desempleo global del 4,9 por ciento en 2024 y 2025, eso supone un modesto descenso frente al cinco por ciento registrado en 2023, recordó el funcionario.
En mayor o menor medida, comentó, todas las regiones recuperaron su nivel de actividad económica anterior a la pandemia de la Covid-19 y la actuación de los bancos centrales también contribuyó a la evolución positiva al frenar los índices de inflación.
“Tengo grandes esperanzas de que esto pueda suponer un cierto alivio para el poder adquisitivo de los trabajadores, recientemente maltrecho», declaró Houngbo durante su discurso de apertura.
Sin embargo, «las crisis que se suceden una tras otra» podrían poner en peligro estos «avances positivos y alentadores», remarcó Houngbo, al inaugurar este lunes la 112 Conferencia Internacional del Trabajo.
A escala internacional se han intensificado las tensiones, consideró el representante de la OIT, quien lamentó “la espantosa situación” en Oriente Medio unida a los efectos de crisis preexistentes.
Los estremecedores conflictos de Gaza, Yemen, Sudán, Haití, Ucrania y la parte oriental de la República Democrática del Congo, por citar solo algunos ejemplos, siguen siendo problemas importantes para la humanidad y, más concretamente, para el multilateralismo, juzgó.
Al presentar la visión de la OIT, aseguró que el informe no impone ideas preconcebidas; pretende estimular un debate productivo y fructífero sobre cómo «hacer de la justicia social la base de una paz duradera, una prosperidad compartida, la igualdad de oportunidades y una transición justa».
Prevista hasta el próximo 14 de junio, la conferencia anual reúne a delegados de trabajadores, empleadores y gobiernos de los 187 Estados miembros de la OIT para abordar una amplia gama de cuestiones con impactos a largo plazo en el universo laboral.
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