El mensaje llega en vísperas de celebrarse el Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio), cuyo tema central este año es Restauración de las tierras, desertificación y resiliencia frente a las sequías.
Informes de la Convención de las Naciones Unidas contra la Desertificación dan cuenta que hasta el 40 por ciento de las zonas terrestres del planeta están degradadas, lo cual afecta directamente a la población mundial.
Muestran además que el número y la duración de los períodos de sequía aumentaron un 29 por ciento desde el año 2000 y, si no se toman medidas urgentes, las sequías podrían afectar a más de tres cuartas partes de la población global en 2050.
Según la Organización Internacional para las Migraciones, la degradación del suelo afecta de manera directa la vida de las personas y sus medios de subsistencia, amenazando la seguridad alimentaria y del agua, y provocando migración y desplazamiento.
El organismo destacó que, cada año, millones de personas son desplazadas por las catástrofes; solo en 2023, los desastres provocaron 26,4 millones de nuevos desplazamientos internos.
De acuerdo con el Banco Mundial, sin una acción climática y para el desarrollo, temprana y concertada, más de 216 millones de personas podrían convertirse en migrantes climáticos internos en 2050.
“Pese a que la humanidad depende de la tierra, en todo el mundo, una combinación tóxica de contaminación, caos climático y eliminación de la biodiversidad está convirtiendo tierras sanas en desiertos y ecosistemas prósperos en zonas muertas”, advirtió Guterres.
Se están aniquilando bosques y praderas, y se está minando la fuerza de la tierra para sostener los ecosistemas, la agricultura y las comunidades, dijo.
En consecuencia, subrayó, se pierden las cosechas, desaparecen las fuentes de agua, se debilitan las economías y corren peligro las comunidades, lo que afecta más gravemente a los más pobres.
Definió este proceso como «ciclo mortal”, pues el uso de la tierra es responsable del 11 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono que calientan el planeta, las cuales, a su vez, potencian la desertificación, por lo que, sentenció, “es hora de salir de este ciclo”.
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