Sendos informes independientes de fuentes dignas de todo crédito coinciden en señalar que los conflictos africanos cada vez más son los obstáculos para concretar esos objetivos y alejar al continente de sus posibilidades de progreso basadas en sus enormes recursos naturales.
A esa relación se suman los riesgos de persecución y la pérdida de medios de vida, según el reporte de la Agencia de la ONU para los Refugiados emitido bajo el título Tendencias Globales: desplazamientos forzados en 2023.
Esa pesquisa demuestra que en el planeta aparece registrados en condición de refugiados 117 millones 300 mil personas, cifra que puede aumentar hasta 124 millones si se suman causas como violaciones de los derechos humanos, persecuciones, conflictos, violencia o incidentes que alteran el orden público.
Los conflictos en el continente constituyen las causas fundamentales, concluye el informe, el cual destaca que a pesar de que el número de guerras internas disminuyó respecto a los existentes hace dos décadas, el número de refugiados aumentó de manera sustancial.
En lugar predominante aparece la guerra civil en Sudán cuya secuela es un salto del 79 por ciento en el número de desplazados forzosos hasta la cifra de un millón 500 mil personas que buscaron refugio en Chad, Sudán del Sur, Etiopia y Egipto.
El sombrío panorama se completa con la pesquisa del Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos, una categoría que abarca a 43 millones 400 mil personas de los cuales 31 millones 600 mil están bajo la protección del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
Esa cifra es modesta comparada con la magnitud del problema ya que en en el mundo hay 68 millones 300 mil desplazados internos la mayoría de los cuales en países muy pobres carentes de los recursos indispensables para atender sus necesidades básicas.
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