La celebración del acuerdo entre el ministro Justicia y Seguridad Pública, Ricardo Lewandowski, y el titular del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, Aloizio Mercadante, será en el Palacio del Planalto, sede del Poder Ejecutivo en esta capital.
Además de invertir en los profesionales de seguridad federales y locales, las acciones de inteligencia y fiscalización se verán reforzadas a partir de la adquisición y el alquiler de equipos para enfrentar al crimen organizado, como helicópteros de mediano porte, lanchas blindadas y vehículos.
Uno de los principales objetivos del AMAS es estructurar y equipar el Centro de Cooperación Policial Internacional, en Manaos, capital del norteño estado de Amazonas, y reforzar la integración con la Compañía de Operaciones Ambientales, unidad de la Fuerza Nacional especializada en combate a la deforestación.
La idea es ampliar y facilitar el intercambio de información entre las fuerzas de seguridad federales, representantes de las secretarías de seguridad pública de los nueve estados de la Amazonia Legal y representantes de los demás países que componen el bioma.
Organizaciones ambientalistas alertan que la expansión de las facciones delictivas aumenta indicadores de violencia en la región y agrava acciones criminales ligadas a la devastación ambiental de la Amazonia, como deforestación, minería, acaparamiento de tierras e incendios.
La presentación del documento titulado Cartografías de la violencia en la Amazonia, presentado en noviembre por el Foro Brasileño de Seguridad Pública y el Instituto Madre Criolla, advirtió que facciones ganaron terreno en la región, no solo expandiendo el tráfico de drogas, sino también asociándolos a crímenes ambientales que devastan el pulmón del planeta.
Según el informe, al menos 22 facciones criminales nacionales y extranjeras actúan en la Amazonia Legal, área que corresponde al 59 por ciento del territorio nacional y engloba a nueve estados: Acre, Amapá, Amazonas, Mato Grosso, Pará, Rondônia, Roraima, Tocantins y Maranhão. El estudio trazó y ubicó la presencia de ellas en 178 de las 772 ciudades de la región (25 por ciento), una de cada cuatro municipios. En 80 de ellas, hay disputa entre bandas.
Un tercio de los amazónicos vive en zonas conflictivas y de enfrentamientos entre grupos delincuenciales. Son por lo menos 8,3 millones de personas que, en sus rutinas, están sujetas a las dinámicas de violencia extrema, como intercambio de tiros y asesinatos a la luz del día.
El 59 por ciento de la población de la zona, o 15,4 millones de personas, reside bajo el dominio de al menos una de esas facciones.
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