Hernández nadó los 27 kilómetros en 11 horas y 40 minutos, para lograr uno de los retos más difíciles, según la World Open Water Swimming Association (Asociación Mundial de Natación en Aguas Abiertas).
“Tuve tanto miedo de no terminar, de que me sacaran del agua”, escribió la ondina en sus redes sociales, al recordar que el año pasado no pudo cumplir su sueño por las condiciones climáticas.
“Lo imposible solo toma un poco más de tiempo”, reflexionó la también campeona mundial de natación en aguas gélidas y ganadora de dos récords Guinness.
Con 38 años y residente en la comuna de Recoleta, Hernández cruzó anteriormente el Estrecho de Gibraltar entre Europa y África; el de Catalina en California y el de la Mancha entre Inglaterra y Francia.
También completó el Canal del Norte entre Irlanda y Escocia, el de Molokai en las costas de Hawái; y el Estrecho de Cook en Nueva Zelanda.
Durante su carrera, la nadadora ha ganado numerosas preseas de oro, plata y bronce en campeonatos mundiales.
“Deben ser más de 100 desde que empecé en esta disciplina allá por el año 2015, pero lo cierto es que no las cuento”, declaró a Prensa Latina el pasado año cuando se preparaba para el desafío de los siete mares.
“Para mí lo más relevante es la oportunidad de nadar en aguas abiertas, siento que pertenezco a esos lugares y eso va más allá de cualquier reconocimiento”, afirmó.
Bárbara Hernández no utiliza traje de neopreno que ayuda a mantener el calor corporal, sino un traje de baño común, y tampoco usa grasa aislante del frío.
Sin ningún tipo de protección térmica nadó en la Antártica 2,5 kilómetros, a una temperatura promedio de 2,2 grados, con lo cual consiguió un récord Guinness. Aquí en Chile es reconocida como la Sirena de Hielo.
“Ese es mi apodo y algo que he aprendido a disfrutar también. Me gusta mucho esa imagen de ser mujer, fuerte y nadar en nuestros glaciares, sobre todo en la Patagonia”, dijo a Prensa Latina.
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