El Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV) informó en partes divulgados en su sitio oficial, que el movimiento telúrico ocurrió a las 03:58 hora local de este martes, con epicentro en el golfo de Pozzuoli, en las coordenadas latitud 40.8280 y longitud 14.0880, a una profundidad de tres kilómetros.
Aunque hasta el momento no se reportan víctimas ni daños materiales de consideración, el sismo fue percibido por la población de gran parte de la zona de Flégrea, que declaró haber oído primero un estruendo y luego un movimiento ondulatorio que estremeció los inmuebles
También se sintió en las localidades de Licola, Monterusciello, Cuma así como en los barrios napolitanos de Pianura, Bagnoli y Fuorigrotta, cuyos habitantes se alarmaron además por el fuerte olor a azufre, más notorio en la zona entre Pozzuoli y Bacoli, precisa una nota del INGV.
Ese terremoto fue el mayor de un nuevo enjambre formado por otros siete sismos leves, con epicentro entre la zona de Solfatara y Pisciarelli, en esa zona volcánica de los Campos Flégreos donde desde principios de año se detectaron cuatro mil 274 temblores, la mayoría de ellos de muy baja magnitud.
Ese supervolcán se ubica a solo nueve kilómetros al noroeste de Nápoles y su mayor parte se encuentra bajo el agua, con 24 bocas de cráteres.
Su mayor erupción ocurrió hace unos 40 mil años, cuando emanaron más de 680 kilómetros cúbicos de magma en una catástrofe que, según científicos, contribuyó a la desaparición del Hombre de Neandertal y su reemplazo por el Homo Sapiens.
Desde fines de mayo se intensificó la actividad sísmica en esa área, lo cual puso en alerta a todo el país, y llevó a la realización de una reunión interministerial de urgencia en el Palacio Chigi, sede del Gobierno, donde el titular de Protección Civil, Nello Musumeci, manifestó que “debemos estar preparados para cualquier eventualidad”.
Musumeci señaló en esa oportunidad que “la comunidad científica dice que los temblores pueden durar un mes, un año, pueden evolucionar o extinguirse” por lo que habrá “una convivencia vigilante con el peligro”, y valoró que se necesitarán más de 500 millones de euros para hacer más segura esa área, en la que residen miles de personas.
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