Durante el I Simposio cubano de yoga científico, celebrado en la Academia de Ciencias de Cuba con motivo de la fecha, Vera realzó la presencia, cada vez más creciente, en la nación caribeña y también nivel internacional, de la mujer en las clases y además los valores de esta práctica para las féminas.
Las características físicas de las féminas favorecen la práctica de ásanas y pranayámas de yoga, le aportan ligereza, capacidad de trabajo y resistencia ante las enfermedades y así se cultivan estados de conciencia profundos que aportan equilibrio al cuerpo y a la mente, indicó la maestra a Prensa Latina.
Subrayó que la práctica del yoga ha demostrado acompañar con éxito a la mujer en todas las etapas de su vida: la adolescencia, la menstruación, el embarazo, el parto, la adultez mayor, el climaterio o menopausia; aportando salud en la estabilización de su naturaleza con bienestar físico y mental.
Ellas se benefician con su práctica en gran medida por estar sometidas a grandes responsabilidades de carácter natural y social, agregó.
Este sistema milenario, precisó Vera, constituye el arte de conocernos a nosotros mismos, a través del estudio del funcionamiento de nuestro cuerpo, la mente y el intelecto, con el objetivo de lograr un estado de conciencia original al reconocer al sí mismo interior.
Durante el evento, el presidente de la Asociación de Yoga en la isla, el maestro Eduardo Pimentel y la profesora Taimi Cartaya, presentaron además una revisión cuidadosa de los efectos de la práctica sistemática de las posturas (asanas) en las estructuras anatómicas del practicante; así como aspectos relacionados con la ética del yoga y su psicología.
El Yoga, que significa unión en sánscrito, es una disciplina físico-mental y espiritual, originada en la India hace unos siete mil años, según la bibliografía hindú.
En reconocimiento a su popularidad internacional, en diciembre del 2014, Naciones Unidas proclamó el 21 de junio como su día a nivel global.
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