Compuesta por más de tres mil entidades, desde multinacionales hasta pequeños y medianos negocios, Clepa consideró que las medidas comerciales de la Unión Europea (UE) permitirían simplemente ganar tiempo para que las empresas del área se adapten a la creciente competencia mundial.
La UE, opinó, necesita una estrategia de competitividad que aborde los elevados costos de la energía, el acceso a la financiación, la coherencia normativa y un marco más ágil para fomentar la innovación tecnológica.
Tanto Europa como Estados Unidos anunciaron nuevas restricciones a los productos chinos, incluidos los gravámenes a los autos eléctricos, recordó el pronunciamiento de la Clepa, publicado este martes en su página web.
“Sin embargo, los aranceles y las barreras comerciales no fomentarán la competitividad a largo plazo de la industria del automóvil ni de otros sectores”, señaló la agrupación.
El diálogo constructivo sigue siendo crucial para garantizar relaciones comerciales sostenibles y futuras inversiones, opinó el secretario general de Clepa, Benjamin Krieger, mediante el comunicado.
De acuerdo con la fuente, el superávit comercial de la UE con China ya está en declive, especialmente en componentes de automoción, que cayó de casi siete mil millones de euros a tres mil millones de euros desde 2020.
Los responsables políticos, recomendó, deben abordar estos desafíos para proteger la salud a largo plazo de las relaciones comerciales de la UE; confiar en medidas proteccionistas, agregó, podría obstaculizar el acceso de la industria a mercados cruciales.
Dado que China es el mayor mercado automovilístico del mundo y un centro neurálgico de innovación, la capacidad de competir en él influye significativamente en la competitividad global de una empresa, razonó la asociación.
A juicio de Clepla, los costos de la energía, la financiación pública y el acceso al capital son factores críticos que determinan dónde se producen las innovaciones, y Europa actualmente va a la zaga en los tres.
Para reducir los costos de fabricación, sopesó, la UE debe bajar los precios de la energía, junto con un mayor despliegue de energías renovables y la diversificación de la cadena de suministro de materias primas.
Un fondo de transformación industrial, sugirió, debería ayudar a impulsar la industrialización de las innovaciones ecológicas e inteligentes, así como la reorientación de las instalaciones heredadas y la recualificación de la mano de obra.
Además, un impulso para eliminar las barreras al mercado único y al mercado de capitales de la UE debería contribuir a movilizar la inversión privada, abundó.
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