Los últimos años han sido sumamente difíciles para los docentes de nuestro país y de muchos otros lugares del mundo, expresó el mandatario a propósito del homenaje.
La pandemia de la Covid-19 con su encierro impuesto obligó condiciones sin precedentes a las cuales todos nos fuimos adaptando a nuestra manera, describió el jefe de Estado en el Día del Maestro en este territorio centroamericano.
En el Palacio Nacional de la Cultura (sede el Gobierno), añadió que para muchos docentes eso significó innovar, improvisar, usar la creatividad para poder seguir cumpliendo con esa vocación, con esa entrega.
Vivimos un momento peculiar también porque la tecnología educativa está avanzando a una velocidad que no anticipamos, subrayó Arévalo, sociólogo de profesión y exdiplomático.
La relación entre los maestros y los estudiantes se transforma a medida que aparecen nuevos recursos para enseñar y aprender, consideró el abanderado del partido Movimiento Semilla, calificado de progresista.
Pero debemos tener claro –acotó- que no existe sustituto alguno para la relación directa entre un estudiante curioso e inquieto y un maestro generoso que da su tiempo, su energía, su sabiduría.
Las instituciones educativas, las escuelas, los edificios y los programas no educan, no son la educación, tampoco las aplicaciones o los dispositivos modernos con tecnología, aseveró el político de 65 años.
La educación la hacen los maestros y las maestras, seres humanos con vocación, con entrega, con valores, con principios y sobre todo con amor a cada uno de sus alumnos, enfatizó. Reiteró a los 10 maestros galardonados, que “son el centro de la educación y su labor individual que hoy recompensamos es ejemplar”.
Muchos de ustedes –expuso- sirvieron a comunidades rurales en condiciones desfavorables, propusieron innovaciones importantes en la forma en que se hace llegar la educación a los niños y las niñas de este país.
Todos tuvieron un impacto valiosísimo, único en su entorno inmediato y pasan a formar parte de una orden que incluye al maestro Juan José Arévalo (su padre, presidente de Guatemala entre 1945 y 1951), quien era orgulloso portador de esta medalla, recordó.
En la actividad, la ministra de Educación, Anabella Giracca, saludó especialmente al jefe de Estado por celebrar este día tan especial para el magisterio, pero además –planteó- porque “sabemos que, para usted, la educación es prioritaria y es el camino”.
Cada año, desde 1967, el sector entrega la Orden Nacional Francisco Marroquín a los docentes que contribuyeron con sus enseñanzas a mejorar la educación en el país, hasta 2023 reconoció a 411 de ellos.
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