El avión militar Kenya Airways KQ7681 que los transportaba, aterrizó a media mañana en la pista del Aeropuerto Internacional Toussaint Louverture.
Estos 400, de mil que deberán llegar de manera escalonada, son oficiales de élite de la Unidad de Despliegue Rápido de la Policía de Kenya, quienes se sometieron a un riguroso entrenamiento, lo que garantizó que estuvieran preparados de manera óptima para la misión.
El despliegue fue aprobado por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU en octubre pasado.
Otros países, además de Kenya, viajarán en breve a Haití para unirse a la gran operación, entre ellos Benín, Bahamas, Bangladesh, Barbados, Surinane y Chad.
Esta misión genera preocupación en la población haitiana en cuanto al respeto a los derechos humanos, pues algunos organismos dedicados al tema acusan a la policía kenyana del uso excesivo de la fuerza y ejecuciones extrajudiciales.
Kenya debió estar en el país antillano desde el 23 de mayo, pero unos inspectores informaron a Nairobi, que faltaban condiciones en los albergues, vehículos para el transporte de personal, helicópteros para evacuar heridos y otros elementos de carácter logístico.
De ahí que postergara su llegada aquí, donde supuestamente estará al frente de la fuerza multinacional, pero algunos medios locales insisten en que la verdadera cabeza de la operación será Estados Unidos, quien aparenta siempre estar fuera de los asuntos domésticos de Haití.
«Los pandilleros tendrán que elegir entre la cárcel y el cementerio», expresó el embajador de la nación norteña en el país caribeño, Dennis Hankins, según el diario digital Haití Libre.
Estados Unidos -recuerdan algunos medios- es considerado aquí el culpable del caos económico, político y social que vive el país caribeño, al cual intervino militarmente en 1915 y supuestamente lo abandonó en 1934.
La mayoría de las armas y municiones que utilizan los pandilleros, que martirizan a la población, provienen de Estados Unidos.
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