Según el informe, publicado en la revista Cell Reports Physical Science, los expertos copiaron estructuras de tejido humano como la forma en la cual la piel está unida a estructuras subyacentes mediante ligamentos: pequeñas cuerdas de colágeno flexible y elastina.
Así, recrearon esos procesos perforando numerosos orificios pequeños en el robot y los llenaron con un gel que contenía colágeno, tapa los agujeros y sujeta la piel al robot. Luego colocaron encima la capa de piel artificial.
Uno de los creadores de esa innovación, Shoji Takeuchi, explicó que, al imitar las estructuras de la piel y los ligamentos humanos, así como usar perforaciones en forma de V especialmente hechas en materiales sólidos, hallaron una manera de unir la piel a estructuras complejas.
«La flexibilidad natural de la piel y el fuerte método de adhesión significan que la piel puede moverse con los componentes mecánicos del robot, sin rasgarse ni pelarse», puntualizó.
Agregó que el próximo desafío importante es crear expresiones similares a las humanas mediante la integración de actuadores o músculos sofisticados dentro del robot.
La “nueva piel” no sólo es suave, como la piel real, sino que también puede repararse a sí misma si hay un corte, resaltan los expertos.
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